El agua y la vida
Foto


Que el río y el agua están absolutamente presente en la vida de los habitantes del Delta del Mekong (en Vietnam) y en las zonas de influencia del Tonlé Sap (en Camboya) es una evidencia que se puede comprobar día a día. Basta salir al camino y pedalear unos metros.


Foto


Tanto en una zona como en otra las casas están montadas sobre pilotes, para que no se vean afectadas por las crecidas. Pero más allá de eso, en la zona del delta, el terreno está surcado por miles de pequeños afluentes que te obligan a atravesar otros tantos puentes…


Foto


de todos los tamaños…


Foto


… y cuando no los haya tendrás que emplear otros tantos transbordadores. Todo ello hace que el paseo sea muy entretenido.



Y luego está la vida. El modo en que los habitantes trabajan los campos de arroz, hundidos en el agua hasta las rodillas. Cómo se pesca y cómo se mueven las gentes, de un lado a otros en todo tipo de vehículos flotantes, y los materiales en grandes barcazas, cómo se compra o se vende, cómo se lavan la ropa o los platos, los hombres y las mujeres, cómo se juega…


Foto


Pero lo que salta a la vista de la opinión pública no son esas pequeñas rutinas del día a día que están tan firmemente inter-relacionadas con el agua, sino los grandes acontecimientos que se realizan en ella y que pueden ser visitados en masa. En este caso: los mercados y los pueblos flotantes. Los más relevantes son estos:


MERCADO FLOTANTE DE CAI BE


El mayor atractivo de esta pequeña ciudad ribereña es su mercado flotante. El momento de visitarlo es a primera hora de la mañana, por lo que fue imposible para nosotros. Llegamos a media tarde y teníamos que salir temprano a la mañana siguiente. Desde el puente que cruza el río en el centro del pueblo se tiene una bonita perspectiva de los palafitos y algunas barcazas que aún no han abandonado el mercado. Nos detuvimos a contemplarlo y hacer unas fotos pero no había actividad comercial de ningún tipo a esa hora.


Foto


MERCADO FLOTANTE DE CAI RANG


En Can Tho es obligada la visita al Mercado flotante de Cai Rang.


Foto


Se trata de el mercado flotante mayorista más grande del Mekong y se encuentra a 6 km rio arriba. Ser un mercado de mayoristas tiene ciertas particularidades que lo diferencian del resto. Significa que, al contrario que otros mercados donde tanto vendedores como compradores van en barcas pequeñas, muy similares todas, aquí los vendedores van en barcazas muy voluminosas que transportan gran cantidad de producto. En lo alto de la barcaza ponen un palo, a modo de mástil, del que cuelgan una muestra de su producto (una calabaza, una piña, un pepino…) para que los compradores sepan lo que puede ofrecerles.


Foto


Los compradores pululan en torno a estas barcazas en barcas pequeñas. Se detienen, preguntan, compran o no, y siguen con su camino. También hay algunos vendedores en barcos pequeños pero venden otro tipo de productos: comida para turistas y para la gente que está comprando.


Foto


Quizás no sea tan pintoresco como los mercados flotantes que habíamos visto hasta ahora, pero es algo que merece la pena ver, en cualquier caso.


Foto


Para visitarlo puedes ir por tus propios medios al Ninh Kieu Quay (en la calle Hai Ba Trung de Can Tho) y contratar allí una barcaza que te haga la visita, es la opción más económica. Sin embargo, dado que se recomienda hacerla muy temprano y que no nos apetece madrugar para buscar, regatear y contratar a oscuras, decidimos contratar la excursión en el vestíbulo del hotel con la empresa Can Tho River Tours. Elegimos la opción SPIRIT OF CAN THO, por 600.000 VND por persona. El precio, en comparación con lo que uno puede conseguir por ahí, es un verdadero disparate. Te recogen en el hotel, te llevan en taxi al embarcadero y en lancha hasta el mercado. Una excursión de 3 horas que incluye la visita a una fábrica familiar de noodles y un delicioso tentenpie. Nada que no puedas organizar por ti mismo si dispones de iniciativa y un poco de tiempo.


EN EL LAGO TONLÉ SAP


¿Por qué elegimos Kampong Chhnang, Kompong Chhnang o Kampong Chiang (como quiera que se escriba) para hacer una parada en nuestro camino? ¿Porqué rodear el lago por el oeste en lugar de por el este? Es una decisión difícil.
Al norte de Phnom Penh y al sur de Siem Reap, las visitas de interés turístico son escasas. La primera parada debiera ser, de forma natural, en la ciudad de Udon (Oudong) para visitar los Templos de Phreah Reach Traop Mountain en lo alto de una pequeña colina. Esta ciudad fue la antigua capital de Camboya y tiene cierto interés arqueológico, sin embargo, está demasiado cerca a Phnom Penh y avanzar solo 40 kilómetros nos hace perder un día. Por eso seguimos hacia Kampong Chhnang. A orillas de esta destartalada ciudad se encuentran los pueblos flotantes de Kandal y Chong Kos, de los mas relevantes del Lago.


Foto


Existen otros pueblos flotantes: el más grande se llama Kompong Luong y se encuentra en las proximidades de Krakor en el camino a Pursat (hacia donde vamos más adelante) y otro más al norte en las proximidades de Siem Reap.
Kompong Luong es menos turístico y más apetecible, pero se encuentra bastante alejado de Krakor (y de Pursat), lo cual dificulta mucho la logística de la visita (es posible alojarse en el pueblo, pero una vez instalado no hay nada que hacer pues no puedes moverte libremente por él). Del que se encuentra en las cercanías de Siem Reap sospechamos pueda estar contaminado por el turismo de masas.



Así que elegimos Kampong Chhnang para hacer una parada de dos días y dedicarnos un poco al turisteo. Kampong Chhnang ofrece, además, la posibilidad de visitar el pueblo de mujeres ceramistas (típico de la zona).


Foto


Nos acercamos a motor hasta los pueblos de Kandal y Chong Kos (están juntos pero en orillas contrarias).


Foto


Una vez allí nos movemos a remo y a pértiga (dependiendo de la profundidad en cada momento).


Foto


Aunque hace calor y las barcazas no son tan cómodas como nuestras bicis los pueblos parecen algo auténtico. Ni un turista a la vista.


Foto


Son fundamentalmente de etnia vietnamita y nos movemos sigilosamente entre sus casas observando cada detalle de la vida de sus habitantes. Algo que la verdad no me gustaría hicieran conmigo pero que no parece tan grave cuando se lo haces a otro. La verdad es que mucha gente nos saluda, sobre todo los niños ante los que uno se queda con la impresión de ser una especie de Padre Dios.


AL NORTE DEL TONLÉ SAP Y PROXIMIDADES DE SIEM REAP


Entre Battambang y Siem Reap hay un camino fluvial que conecta ambas ciudades. Resulta que la comunicación entre ambas ciudades no es buena y, cuando el Lago está crecido, muchas carreteras están anegadas, por lo que hay que dar un largo rodeo que consumiría más de un día. Puedes contratar un barco privado o ir en uno público, que sale a una hora determinada y hace ciertas paradas.


Foto


Todo el camino está plagado de pequeños pueblos flotantes. No son pueblos en sí, sino casas desperdigadas por las orillas o en medio de la nada. Las primeras horas transcurren río abajo. Hay mucha gente pescando, en canoas o metidos directamente en el agua. Utilizan botellas de plástico a modo de boyas para marcar el recorrido de las redes y la imagen resulta bastante curiosa. La superficie del río está repleta de estas botellas haciendo coquetos dibujos.


Foto


Los pescadores en diminutas canoas van recogiendo las redes o desenredándolas o haciendo lo que quiera que hagan. Nuestro capitán debe conocer muy bien la zona pues sabe por dónde ir sin destruir el trabajo de los pescadores.


Foto


Mas allá el río se abre a un canal que lo conecta al Tonlé Sap. El paisaje cambia de pronto, deja de haber botellas haciendo esos extraños dibujos y surgen pequeños pueblos de pescadores en ambas orillas. Decir pueblo, quizás, es decir demasiado. Son grupos de palafitos muy humildes que a veces no tienen siquiera paredes, solo un techo de paja, como grandes camas balinesas que, según nos aclara el capitán, solo están ahí en la temporada seca. Luego, con las lluvias, todo se anega y los palafitos desaparecen.
Resulta inimaginable que en algún momento del año pueda existir mas agua de la que vemos ahora y, más difícil de imaginar todavía, el tipo de vida que pueda llevar la gente en un lugar como éste.


Foto


A veces, si el agua está lo suficientemente alta, es posible tomar un atajo. Es lo que queda de una carretera que, con la subida del lago ha quedado anegada por metro y medio de agua. El camino se estrecha y las ramas van dando en los laterales de la lancha a medida que avanzamos. En alguna ocasión hay que echarse a un lado o detenerse por una lancha que viene en sentido contrario.



El atajo no dura demasiado tiempo. Se abre a una especie de marisma en la que vive mucha gente en pueblos flotantes similares a los que habíamos visto en el canal. Llaman mucho la atención los niños uniformados cruzando el río en sus canoas destino al colegio. Una escena que, siendo tan diferente a nuestras vidas, aquí es lo mas natural del mundo.


Foto


De pronto hay agua por todas partes pero también árboles sumergidos y una extraña vegetación. El capitán zigzaguea por esta maleza siguiendo un camino que solo él es capaz de ver, y el grumete, sentado en la proa, iluminado por un sol cuya luz se ha tornado anaranjada con la llegada de la tarde, parece añorar el horizonte. Hasta que finalmente la vegetación se abre y desaparece. Nos dice el capitán que ya estamos en el Tonlé Sap, un lago que tiene 100 km de largo por 75 de ancho. Aparentemente un mar que, al estar al principio de la estación seca (al final de la época de lluvias) puede llegar a multiplicar por 10 su volumen.


Foto
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España